La era eduardiana comenzó con la muerte de la reina Victoria en 1901. Fue sucedida por Eduardo VII y su elegante esposa danesa, la reina Alejandría. Ella estableció el estándar en moda y joyería, y la sociedad se inspiró en ella. Los diseños eduardianos eran intrincados, delicados, femeninos y de encaje para complementar la elegancia y sofisticación de esta época. El uso de platino y diamantes fue una opción popular, junto con piedras preciosas como rubíes y esmeraldas. 

Las amatistas y las perlas eran las favoritas de la reina Alejandría: usaba un collar de gargantilla llamado "collar de perro" con estas joyas favoritas. La joyería eduardiana también utilizó la piedra de peridoto, una de las favoritas del rey Eduardo, y considerada su piedra de la suerte. Esta piedra se ve en muchas piezas de joyería eduardiana.

El platino permitió crear nuevos diseños de encaje delicados e intrincados en un marco milgrain. Este nuevo engaste era un borde de delicadas bolas o granos, lo que le daba un aspecto más suave a la joyería, algo que no era posible con los engastes de oro más suaves.

El oro laminado, una capa de oro recubierta sobre un metal base, se perfeccionó en esta época haciendo más accesible la joyería fina. Guirnaldas, corazones, pájaros, hojas, flores y formas curvas en metales blancos trabajados a la vista, creados por finos artesanos.